domingo, 6 de junio de 2010

En la entreluz de un día distinto

 En el origen caía por su  pómulo el cabello azabache de un flequillo lleno de rebeldía y curvatura hacía arriba, en su mirada, unos ojos de gata remiraban desconfiados, buscaban en los míos la sinceridad de unas palabras soltadas al aire con el encanto innato de los tocados por los dioses para endulzar bellas orejitas, ávidas de mordisquitos y sensaciones diversas, pequeñas descargas eléctricas, inseguridades en el latir de un momento, la música acompaña en los altavoces del viejo Ford, la noche estrellada sobre el paseo marítimo alumbra ese hormigueo que nos recorre la panza en el decisivo  instante en el que los rostros se rozan, casi sin querer, aunque lo deseemos, mis labios, impulsivos, buscaban la humedad de los suyos, que esperaban, prietos los ojos  y desbocados los corazones, la excitación anhelada culminaba en la escena perseguida, allí manoseando, excitando nuestros jovenes cuerpos , el brillo de nuestras pupilas  anuncia que  la noche será larga,  parecerá que el tiempo se detenga entre caricias perdidas,  resquicios para el amor y por el momento agitación sudorosa de  respiraciones entrecortadas, la fiesta la prolongamos en la habitación doble de un hostal. Preámbulos infinitos, corre a la ducha, la persigo, allí sumergidos en la ducha, nos abrazamos, lamidos desesperados recorren su cuello con mi ardiente lengua, mientras, el agua  nos corre bajo los desnudos pies, se voltea y se me ofrece, la poseo de primeras, duramente, con frenesí, los gritos se ahogan entre lenguas que se buscan, torsos que se retuercen, gemidos, era mía pero a la vez le pertenecía, disfrutaba del ritmo de sus caderas, del compulsivo golpeteo de mi pelvis en sus nalgas, apaga el agua y aún húmedos, sin tiempo a secarnos apenas, nos dirigimos a la cama, entrecruzando nuestras piernas, buscando el roce imperceptible de nuestros sexos chocando con la piel, se tumba, entregada, en la cama, mi boca la va explorando, mi lengua apunta hacia esos recovecos que la hacen respingar, me acercaba al origen del mundo y entonces enloqueció, absorbí su esencia con deleite mientras sus caderas presionaban mi cabeza, ansiosas por sentir enterrados mis labios, como pude me deslicé entre su sexo y el mío, volví a entrar, no sé cuanto duró, no recuerdo cuando me arañó, no sentí sus mordiscos sangrantes en mi pecho, el extasis mutuo nos transportó a otra dimensión, no sé en qué momento ella sentóse a horcajadas sobre mí, agarrándole firmemente sus redondos pechos, apretando sus turgentes pezones  hasta que exhausta calló sobre mí.     Silencio entre suspiros, estremecimientos convulsionados, temblaba, temblábamos, dos extraños ayer, dos extraños mañana cuando dejara aquel cuerpo dormido en la entreluz de un día distinto.

1 comentario:

GRHACOS dijo...

mis disculpas por el primer texto infame que publiqué sin apenas editar y, sin que sirva de excusa, escrito en dos momentos distintos, en la medida que me sea posible tendré máscuidado en el futuro, gracias a todo aquel que haya tenido la indulgen cia de leerme sin comentarme el estropicio de unas letras desnortadas

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