sábado, 10 de julio de 2010

La carta

 
Apunte señorita Gutierrez lo que a continuación pasaré a dictarle:

"Viernes de julio, quince treinta de la tarde, canícula estival atenuada por un aire acondicionado a veintidos grados,  jornada intensiva en la oficina, en estos momentos sólo usted y yo permanecemos sitos en ella, la razón es porque tras meses de insinuaciones, faldas cortas, escotes generosos, roces en sitios impropios en lugares impropios... 

(un objeto de la mesa llama su atención,  la foto de sus hijas y su mujer le está observando, sonrientes ellas, bellas y dulces, con trencitas rubias y sin algunos dientes la mayor, la pone bocaabajo, con pudor)

... sobrellevados con entereza y dignidad como director gerente de la empresa Grhacos SL y propietario fundador de ella, me he sabido mantener al margen e ignorar las miradas lascivas que la que ahora escribe esta nota me ha prodigado desde el instante mismo que pisó este despacho para la entrevista de trabajo que dió lugar a la sustitución de la imprescindible señora Fernández por jubilación anticipada y que, pese a mis ruegos y promesas de mejoras sustanciales en el contrato laboral, prefirió la disoluta existencia de una vida sin horarios ni responsabilidades tras más de treinta años trabajando, los últimos dieciocho con Grhacos SL...

(coge un vaso y lo rellena en la fuente de agua, traga, fresca resbala por su garganta, revive su interior, refrescando su alma inquieta)

...se fue y vino usted, con una sonrisa envuelta en un embriagador perfume, gafas que le daban un aire de impoluta profesional, un curriculum  excelente, inglés, francés, licenciada en químicas, experiencia laboral satisfactoria, unas piernas enfundadas por unas medias negras de fantasía que de cuando en cuando hicieron de este responsable, desviar, eso sí de forma totalmente involuntaria, la mirada recorriendo el camino que va desde los tobillos hasta el límite prieto de la raja de su  falda, entrecruzadas, con las manos apoyadas en la cúspide que formaba su rodilla, quedó contratada ipso facto, dando muestras de una gran profesionalidad, pese a la perturbación que sentía en la simple observación del conteneo de sus caderas saliendo en un elegante vaivén de mi despacho, y quiero dar fe , para evitar ulteriores malinterpretaciones, de que yo amo a mi señora esposa, Gabriella Guzman Torres, perfecta mujer, interminables noches eróticas de placer y besos, millones de sonrisas cruzadas, noches de sábado ante la televisión de plasma de cincuenta pulgadas en sesiones de películas más vino en el sofá del salón, mientras las adorables niñas dormitan dulces sueños de caballos y ponys, la calidez de una compañía que me enamoró y que me sigue enamorando pese a las circunstancias que han llevado a que usted, mientras le dicto, se encuentre con las piernas abiertas encima de la mesa, apoyados los pies en cada una de las sillas, no lleva bragas, hace días que no las lleva, señorita Gutierrez, y bien que me lo ha hecho saber durante la semana, en charlas amenas sobre sus salidas nocturnas en esos momentos tan oficinescos en que la relajación se mezcla con el flirteo más o menos consciente, en las que me explicaba sus andanzas ardientes con hombres de los que no recordaba al día siguiente, "usted si que se nota que es un hombre, señor Julian", me decía mientras con los ojos miraba la entrepierna del pantalón, en  las ocasiones en las que el perfume, el escote y el susurro de sus insinuantes palabras hacían que entrará en un punto de grosor más allá de lo normal...

(abre la neverita roja del despacho, se da valor con una cerveza helada, siente como  la sangre ha endurecido su pene, apunta directamente a la rasurada raja, ya se han dado el primer beso con lengua a las quince horas y siete minutos, se contuvo, pero estaba al borde de un ardiente deseo, ella lo miraba, suspirando por aquel hombre que le doblaba en edad y que desde que lo vió le pareció el hombre más guapo y deseable que había conocido hasta entonces, tras meses de provocativas insinuaciones y rechazos que no hacían más que potenciar la humedad de su vagina, al fin iba a conseguir que aquello que abultaba generosamente el pantalón la complaciera, pero esperaba mientras redactaba bolígrafo y libreta en mano aquella absurda carta que erotizaba el despacho una tarde de viernes)

...y es aquí donde las fantasías recíprocas contenidas en meses de anhelos y suspiros, meses de contención ante el inevitable choque de nuestras sensualidades, a mis cincuenta años cometeré la primera infidelidad corporal de mi vida, en estas respiraciones y miradas libidinosas que nos cruzamos, un metro separa lo que nuestras mentes piensan de lo que nuestros cuerpos desean, procedo pues a bajarme la bragueta extrayendo el miembro...

(ella no puede por menos que dejar escapar un oh de admiración, era el pene más grueso y duro con el que se había encontrado y había tenido buenos amantes, pero ninguno tenía una herramienta física de tal calibre)

...en este instante me acerco a usted, señorita Gutierrez, con la firme intención de satisfacer esos instintos naturales, realizaré una inserción cuidadosa del pene en su vagina, húmeda, no la quiero dañar, soy consciente de que la naturaleza me ha otorgado un buen aparato reproductor, "puedo activar la grabadora y seguir más tarde con el redactado", es lo que he creído escuchar mientras mis manos se introducían lentamente bajo su camisa blanca, saltan los botones mientras busco la firmeza de sus pechos, evidentemente puede activar la grabadora, ese bolígrafo debe estar incomodándola ahora que tengo la punta dentro...

(la señorita Gutierrez respira entrecortada, deja a un lado los útiles y acciona el aparato grabador, el señor Julian le esta masajeando los pechos, con dulzura, talento y profesionalidad, se siente abiertamente penetrada por aquella cosa monstruosa, intenta enlazar sus manos tras su nuca, intenta besarlo, no le deja y le hace colocar sus manos apoyadas en la mesa, hábilmente le deja hacer, por algo es su superior y tiene algo dentro que lae supera todas susresistencias, hoy se dejará hacer, deseaba un hombre así y no estaba defraudando las expectativas de esas noches solitarias masturbándose en  fantasías varias, con las sienes plateadas de aquel director gerente)

...la textura de su piel es excelente, señorita Gutierrez, el contorno de su cintura acariciada por mis dedos es perfecto en la curva que sube a la calidez de sus pechos, observo que su respiración se entrecorta en suspiros y gemidos mientras muevo la punta, cuidadosamente, del miembro que con dulzura efectúa ligeros movimientos, me permito bajar las manos a su espléndido trasero, duras nalgas, se nota que va al gimnasio, sus músculos están firmes, obviamente su juventud hace el resto, la voy a penetrar hasta la mitad, no nos besemos, quiero mantener la concentración, disfrutemos del momento, no hay prisas, ha esperado demasiado para irse decepcionada, en mis inicios sexuales confiaba en demasía en que mi pene bastaba para follar, para hacerlas gozar, era muy bruto, hasta que aprendí a tener cuidado, a gozar y ser gozado, sí, muévase, noto las contracciones de su vagina, tenga paciencia...

(¡por Dios! , se estaba volviendo loca, deseaba besarlo, abrazarlo, esa dulce tortura que movíase dentro suya la estaban llevando al borde del orgasmo, sentía que de un momento a otro la contención quedaría anulado en convulsiones, las manos del señor Julian apretaban su trasero con maña, sus codos reposaban en la mesa fue en ese momento que el director gerente de Grhacos SL inclinóse hacía ella, acercando sus labios a su boca, enlazando sus húmedas lenguas rojas, puso la mano en su frente, la miró y el monstruo entró entero con un movimiento perfectamente rítmico de las caderas, sintió de golpe el orgasmo intenso que la desbordaba, temblaba y aquello no paraba de moverse)
 
...está bien, ssth, está bien, déjese llevar, me gusta, me gusta esas convulsiones, me encanta escucharla gemir, ahora ya esta preparada para sentir, esa mirada embelesada, esa lágrima, quieto, dentro de usted, totalmente, han sido meses de espera, las insinuaciones, los escotes, la confianza en sus encantos, mi debilidad ante ella nos ha llevado a esta situación , son las dieciseis horas y dos minutos de su primer orgasmo...

(la mira turbado, esa belleza latía bajo su cuerpo, desnuda, con los pezones sonrosados acariciando el vello de su pecho,  la falda en su cintura, entregada, encima de la mesa, respiraba, acomodando su vagina en lubricantes movimientos, con la punta de los dedos busca su clitoris, entre las dos pelvis , arquea su espalda la señorita Gutierrez, no puede evitar un ligero sentimiento de culpa, mira la foto volteada un segundo, no sabe que hace allí introduciendo su miembro en otro hueco, su mujer le proporcionaba más satisfacción y no tenía ese sentimiento de culpa por poseer aquel cuerpo que ahora era suyo, tan joven y perfecto, pero que no superaba a los movimientos de cadera de la señora Gabriella Guzman,  pero ahora ya no había vuelta atrás, acabaría lo que empezó e  intentaría que no volviera a repetirse)

...habrá podido comprobar que la dilatación de mi pene ha aumentado ligeramente, eso quiere decir que yo también estoy próximo al orgasmo, dos minutos de movimientos pélvicos que conducirán a la eyaculación, por supuesto que no lo haré dentro de usted, la extraeré en el momento justo y eyacularé en su boca y en sus pechos si me lo permite, "sí, sí, hazme tuya, señor Cabrón, haz lo que quieras conmigo, ¡venga!", creyó escuchar mientras atraía su cuerpo fuera de la mesa, las piernas quedaron encajadas en su espalda y movió ese ligero cuerpo desnudo que se deshacía en violentos orgasmos a cada embestida...

(ese cabrón follaba mejor de lo que había imaginado en sus mejores sueños, cuando la sacó ded la mesa y la encajó en aquel palo creyó enloquecer a cada embestida algo en su cuerpo se estremecía, fueron los dos minutos más intensos de su vida sexual)

...llegó el momento, póngase en la moqueta, voy a proceder a eyacular...

(la dejó delicadamente en el suelo, lo miraba expectante, hecha un ovillo, intentando mantenerse firme ante las convulsiones que golpeaban aquel cuerpo sudoroso, empezó a agitar su miembro enorme ante sus ojos, le parecía increible haber acogido algo así entre sus piernas, entonces sintió gotas calientes en su rostro, se corría y no poco)

...estuvo excelente señorita Gutierrez, no, no hace falta que , bueno ya lo está haciendo, acabe, acabe, luego se puede limpiar en la ducha de mi despacho, de hecho creo que los dos deberíamos, son las dieciseis horas y treinta y ocho minutos, a las seis debo ir a recoger a las niñas de sus casales...

(sintió aquel torrente caer por su cuerpo, pese a las reticencias del señor Julian, se introdujo su pene en la boca, bueno lo poco que pudo abarcar con ella, le ofreció una blanca toalla con el logotipo de la empresa, como pudo se puso de pie, alcanzó a darle un desprevenido beso mientras las piernas le temblaban, aquel pedazo de hombre había satisfecho todas sus expectativas)

...me ducharé yo primero, ya que tengo más prisa, le dejo las llaves y cierre todas las puertas y ponga las alarmas, le espero el lunes...

(la eyaculación había atemperado sus ansias, realmente no podía negarse a sí mismo, que había gozado con aquella joven, pero sabía que en adelante su relación iba a ser más compleja, no quería líos, ella era adulta y desenvuelta, asumiría su situación, pero la asumiría él, tenía que darse prisa, duchóse rápido con agua fría y con un ligero beso se despidió de lo que minutos antes había sido una relación sexual de tipo laboral entre jefe atractivo y secretaria joven y bella)

...marcho señorita Gutierrez, estuvo genial, cumplió con creces mis expectativas...

(y allí la dejó, sintió un especial vacío con su ausencia, un sentimiento huérfano que no podría superarse en todo el fin de semana que le quedaba por delante, el agua la calmó, estaba plenamente satisfecha, podía sentir el estremecimiento tenue de su vagina contrayéndose apenas rozaba su clitoris, aseada contempló el despacho, volvió a poner las cosas en su sitio, la foto retornó a su posición, tenía que reconocer que era una mujer bellísima y unas hijitas especialmente lindas, cuando la había visto por el despacho se había sentido poca cosa ante el magnetismo tan atractivo que desprendía en sus gestos, comprendía las resistencias del señor Julian y pese a haberlo seducido vió una sombra de duda en sus ojos cuando le vió contemplar aquella foto bocabajo, cerró las luces, conectó las alarmas y salió a la calor de un viernes a las dieciocho y diez minutos, unos obreros la silbaron frases soeces al paso del dulce contoneo satisfecho de unas caderas complacidas, ¡por Dios cómo lo había gozado!)

...cierro esta carta dibujando una cara con una sonrisa de satisfacción, los acontecimientos acaecidos el viernes pasado superaron todas las expectativas creadas y  a la espera, sin compromiso, de repetir en el momento que  crea oportuno y conveniente las caricias prodigadas cierra esta carta la señorita Gutierrez con la aquiescencia del señor Julian, procedo a archivo en el lugar correspondiente.

Saludos, lunes de julio, nueve treinta de la mañana










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